Aunque muchas personas confunden o creen que ambos son los mismos, la verdad es que son ataques completamente diferentes. Los ataques de ansiedad y pánico no deben minimizarse y son afecciones que deben tomarse en serio. Para la persona que los sufre, un episodio o un ataque es muy desgastante y puede terminar mal. En este post te explicaremos las diferencias y similitudes de un ataque de ansiedad y uno de pánico.
Ataque de ansiedad
Los ataques de ansiedad llegan a sentirse como que todo se te junta y no puedes lidiar con ello. Es abrumador y muchas veces se siente como si no hubiera salida.
Sus síntomas incluyen:
- Llanto incontrolable.
- Tensión muscular.
- Fatiga.
- Preocupación excesiva.
- Dificultad para concentrarse o para dormir.
- Irritabilidad.
- Nerviosismo.
En los ataques de ansiedad, los síntomas pueden ir aumentando de manera gradual, además de durar días y horas. Este tipo de ataque tiene un detonante en específico.
Ataque de pánico
Los ataques de pánico, al contrario, son muy intensos y llegan a ser descritos como si la persona tuviera un ataque cardiaco.
Sus síntomas son:
- Sensación de asfixia.
- Zumbido fuerte en los oídos.
- Sensación de un infarto o de querer desmayarse.
- Sentir que no se está conectado con el cuerpo
Los síntomas de los ataques de pánico son muy intensos desde el inicio. Su duración es de 10 a 15 minutos máximo y no se tiene un detonante específico.
Dentro de los síntomas que comparten los ataques de ansiedad y ataques de pánico son:
- Dificultad para respirar o dolor en el pecho.
- Aumento de la frecuencia cardíaca.
- Temblores y entumecimientos.
- Sudoración o escalofríos.
- Mareos o nauseas.
Recuerda, si conoces a alguien que padezca de esto, es una persona fuerte y resiliente. No juzgues la batalla que cada uno lleva. Sobre todo, busca cómo puedes ser mejor amigo o familiar y brinda tu apoyo.