La dermatitis atópica, o neurodermatitis, es una enfermedad de la piel persistente y recurrente. Esta enfermedad afecta a muchas personas y puede comenzar desde su infancia. En este artículo te contamos un poco sobre ella.
Se le dio el nombre de neurodermatitis a causa del descubrimiento de las alteraciones que produce en las terminaciones nerviosas sensitivas. Estas terminaciones son las que por lo general controlan la sudoración o la dilatación de los capilares. Sin embargo, no debe de confundirse con un padecimiento psicológico o nervioso, ya que puede ser hereditario.
Características
Se presenta mediante lesiones en la piel con enrojecimiento, comezón intensa y resequedad. Puede ser en episodios agudos, puede variar en tiempo e intensidad pero también puede haber períodos sanos. La dermatitis atópica puede hacer que las personas sean más susceptibles a infecciones cutáneas. Asimismo, puede que su piel reaccione de forma adversa a estímulos físicos o irritantes. Todo esto genera que las personas que padecen esta enfermedad sean muy sensibles de la piel.
La mayoría de los casos manifiestan brotes agudos de irritación en ciertas zonas de la piel. En bebés es frecuente en las mejillas, la frente, el pecho o la espalda. Con los niños, puede presentarse en el cuello, brazos o los pliegues de las rodillas. Ya en los adultos, las lesiones son crónicas y pueden ser fijas, tanto en brazos y piernas como el tórax. Algunas de las causas de este padecimiento es el contacto a ciertas sustancias o materiales o hasta ciertos alimentos.
Tratamiento
Va a variar según la edad y la severidad. Lo principal es prevenir la comezón, la resequedad y la inflamación de la piel. Lo primero que debe de atacarse es la causa, ya que descubriendo qué lo provoca, se puede controlar el padecimiento.
Para que los tratamientos tengan éxito se debe de:
- Evitar ciertos productos de belleza o limpieza. Siempre hay que acudir con un dermatólogo/a para descubrir si algo que se use es el causante.
- Humectar o hidratar la piel. Puede ser con cremas o aceites.
- Evitar la exposición a factores ambientales.
- Analizar el uso de otros medicamentos.
Se ha visto que algunos pacientes mejoran durante el verano por la mayor humedad que hay. El sudor puede llegar a provocar comezón, por lo que a veces se recomienda no hacer ejercicio. También es importante cuidar la alimentación.
Si crees que tienes dermatitis atópica o alguno de tus conocidos, es importante acudir con un especialista para un tratamiento adecuado.
