Mi madre me lo enseñó
Todo lo que siempre necesité saber, me lo enseñó mi madre:
Me enseñó a apreciar un trabajo bien hecho: “¡Si se van a matar cabrones, háganlo afuera, acabo de terminar de limpiar!”
Me enseñó religión: “¡Mejor reza para que esta pinche mancha salga de la alfombra!”
Me enseñó lógica: “¡Porque yo lo digo, por eso y punto!”
Me enseñó a predecir el futuro: “¡Donde te saques un pinche 5 otra vez, verás lo que te pasa, holgazán!”
Me enseñó ironía: “¡Sigue llorando y yo te voy a dar una razón verdadera para que llores por algo!”
Me enseñó a ser ahorrativo. “¡Mejor guárdate esas lágrimas para cuando me muera!”
Me enseñó osmosis: “¡Cierra la boca y come!”
Me enseñó contorsionismo: “¡Mira la suciedad que tienes en la nuca, voltéate!”
Me enseñó fuerza y voluntad: “¡Te vas a quedar sentado todo el día hasta que te comas todo!”
Me enseñó meteorología: “¡Parece que un huracán pasó por tu cuarto!”
Me enseñó mesura: “¡Te he dicho un millón de veces que no seas exagerado!”
Me enseñó el ciclo de la vida: “¡Te traje a este mundo, y te puedo sacar de él, animal!”
Me enseñó a modificar patrones de comportamiento: “¡Deja de actuar como el cabrón de tu padre!”
Me enseñó a no tener envidia: “¡Hay millones de niños menos afortunados en este mundo que no tienen una mamá tan maravillosa como la tuya!”
Me enseñó ventriloquía: “¡No me rezongues, cállate y contéstame! ¿Por qué lo hiciste?”
Me enseñó principios de ortodoncia: “¡Me vuelves a contestar y vas a ver cómo te enderezo los dientes!”
Me enseñó rectitud: “¡Te voy a enderezar de un solo chingadazo!”