Durante la primera década del siglo XX se empezó a comprender el papel que tenían las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas en el organismo humano, pero en 1912 el bioquímico polaco Casimir Funk, descubre las vitaminas, nombre dado por creer que éstos pertenecían a un tipo de sustancias químicas llamadas aminas.
En 1926 se logró aislar la vitamina B1, y pocos años después se hizo lo mismo con la C, K y D. Hoy en día, se sabe con lujo de detalle cuántas vitaminas existen y para qué sirve cada una.
Las vitaminas se clasifican en dos grupos:
Las liposolubles (solubles en grasa) como la A, D, E y K.
Las hidrosolubles (solubles en agua) como el complejo B y C
Las vitaminas son indispensables para el buen funcionamiento del metabolismo y el fortalecimiento del sistema inmune; son el escudo que nos protege del ataque de virus y bacterias. Lo más recomendable sería que nuestra fuente de vitaminas proviniera de una alimentación balanceada, pero debido a las circunstancias de la vida moderna, esto no ocurre así.
Una opción para estar sano y cubrir con nuestra dosis diaria de vitamina, son los complementos vitamínicos, los cuales los podemos encontrar en distintas presentaciones y de acuerdo a las necesidades de cada persona, los hay para hombres o mujeres específicamente, para cubrir las necesidades de las personas de la tercera edad y unos más proporcionan el aporte necesario para ayudar a controlar algunas enfermedades crónicas como la diabetes, artritis, osteoporosis, etc.